Los labios se entreabren, y humedecen lentamente; la dicción
excelsa emitida por tu boca, pronuncia
perfectamente cada palabra, y las letras
se escurren sonoras vibrando por los rincones más aislados de mi cuerpo; acariciando los pasos que tus manos
alguna vez se hicieron al andar; la voraz simpleza que nos acerca a la
carnalidad, y la intelectual magnificencia de los acordes que me regalaste.
Cálido el suspiro emigra, se sumerge y cala a este tu títere en
que me has convertido; la piel que te conoce sin pudor, sin miedos, libre y consonante, erizando sabores, recreando lujurias; prófugas de mi mente las letras discurren,
hasta estas hojas como alguna vez de tus labios.
El beso pausado, tus brazos y mi cintura, la prosa profana
que te encanta, el blues seductor, la atmósfera imbuida de nostalgias, la lucidez
de tu encanto derrumbando mis murallas y el fragor de mi lumbre encendiendo tu
cama.
Mis manos deteniendo el tiempo en esta sucesión de adjetivos
mal utilizados y verbos erróneamente conjugados, la reunión de tu pasado y el mío
disfrutando el presente, la imagen latente, virtual y decadente de dos amantes.
La aromada armonía etérea de tus besos , el vaivén jadeante de mis caderas, la pasión extenuada entre las sábanas y la idea de un mañana recostada en la almohada.
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