miércoles, 13 de marzo de 2019

“a mí también me da calosfríos”


Una sonrisa juguetona se dibuja en mi rostro, y sin estar presente le robaste un suspiro a la tarde  nublada;cuando reflejada en la casta juventud que tengo en frente, recordé unas líneas que compartimos, la rubicundez de mis mejillas, la irresistible media sonrisa en tu cara ; si  en ese pasado perfectamente imperfecto, cuando la lozanía de mi modestia  pululaba en letras excesivamente melosas, hasta que te sentí recorriendo mi espalda desnuda con la mirada, encendiendo una hoguera de la que aún me alimento, modelando un discípulo, convertido en maestro , soltando minuciosamente palabras para que el escalofrío que las mismas produjesen encendiera la esencia que mis palabras hoy te guardan.
Me reconocí casi indefensa es unos ojos angustiados que tratando de mostrarse superados miraban el mundo escondiendo  su timidez, me reconocí, con el mismo ímpetu en la misma niebla que distrae al entornos de nuestros miedos, sabiéndonos deseados sin saber cómo lidiar con ello, trémulos cual otoñales hojas  se sucedieron miradas y sin estar estabas, porque yo era lo que fuiste y la prístina presa se convirtió en lobo, mientras tu  voz susurraba picaros comentarios en los límites del jadeo y aun sin verte, él te sentía, ellos te sentías, lascivo y excitante recorriendo la tactilidad de cada superficie, unos hombros encogidos, el color justificando el dialogo sordo, mi sonrisa espejada en un “a mí también me da calosfríos” y la situación bajo control aun contigo paseándote en el recuerdo.

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