La noche se agitaba, arrastrando con el viento el aroma de
la lluvia que se anunciaba pero jamás llegaba, mientras en lo oscuro de mi habitación,
albergando mis demonios en un suspiro de esos que te sacan el aliento y te
oprimen el pecho, te vi sin mis ojos, te toque sin estas manos, sube
exactamente como sería el sabor de ese beso que anhelo y el sonido lúdico de tu voz
acompasando mis silencios, mis manos sobre el teclado, la eternidad de una hoja
en blanco profanada por mis letras, tu abrazo prometiéndome un hogar cálido
donde descansar de las batallas y el sonido de la música que me acerca tu
certeza profesando su rito , tomando de la noche el cascabeleo flirteante
de los arboles el Sur , la estrella que
mira directo a mi ventana guardando el fulgurante resplandor de tu mirada, y la
lluvia susurro y ritmo que tu suspiro me canta y la lagrima que cae, de desesperación
por que en esta vida no encuentro, porque en esta vida no soy digna de tus
manos, pero a la noche en cada sueño, apareces recordándome que en alguna
latitud u corazón detuvo su latir cuando mi sollozo necesitaba tus brazos y la
distancia impedía el encuentro
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