domingo, 27 de septiembre de 2020

vivir un días más en el exilio.

 

Resuenas entre mis pensamientos como notas irreales de un sueño que en esta vida no podré cumplir, y sin embargo, sigues siendo musa, sigues siendo amigo, compañero, sigues alentando mis palabras, sigues velando mis sueños.

Es que fuimos hechos de polvo de estrellas, de partículas pequeñas teñidas de sangre, rabia, dolor y desesperanza, y aun así seguimos, resistimos, nos hicimos camino y encontramos un rumbo , solo que en esta vida no podemos estar juntos.

La noche me trae la cadencia de una sentencia delicadamente susurrada por tus labios, en el reconfortante frescor del sur que me recuerda tu nombre, una tormenta en los límites de la noche, años luz entre tu mi estrella, yo un astrónomo doméstico.

Tu mano me acaricia el cabello por las noches para que concilie el sueño; tácito y  disonante, altivo e inseguro, mezquino pero tremendamente cálido; como esos recuerdo que cual Proustiana magdalena reconfortan el alma.

Eres tuyo, eres del universo, astro brillante que ilumina mi oscuridad, eres del arte, eres para el arte y sobre todo ere por el arte, y mientras desvió mi rutina para convertirte en letra, en trazo, en melodía que no se cantar e imágenes que jamás veras, sobre llevo el hastió  de vivir un días más en el exilio.

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