Flota etérea y lo efímero pausa la eternidad en este
instante; la belleza que se escapa de las manos, que florece solo una temporada; que nos abandona, sin dejar posibilidad
de volver.
Que embriagador es retenerte; la sonrisa; la caricia; el
presente; y ya no estas; te vas con ella, con el tiempo; con la vida; desapareces en el pasado, cuando el presente se niega a enlentecer su marcha; me
robas suspiros; me regalas poesía, y la imagen que mi cámara no logra
replicar; unos ojos enjugados en llanto; una mano que no logra sostener la mía; la
distancia; el vacío, y la crueldad de tanta hermosura que se ira tras esta estación; tras la primavera; tras los sueños que no concretamos.
La melancolía es la hermana encantadora de la tristeza; son
las flores de cerezo que llueven ante nuestra despedida; la inmediatez; la
virtualidad profanada por la beldad del día; tu perdido buscando ser; yo naufraga
intentando dejar de ser; el tapiz de pétalos que te guían se desvanecerá; las
esperanzas sucumbirán al hastió de la rutina que aún no me deja respirar; de mis
letras que se extravían por internet tratando de hallarte y Chopin agonizando
en mis auriculares.
Perezco en las notas del piano; entre lágrimas que brotan
sin respuesta; el quiescente pasado oprimiéndome el pecho; tu imagen
diluida en el vaho del miedo; la melodía en bemol inspirando suspiros.
En cámara lenta; parpadeo; un pétalo cae cadencioso desde
una rama; va sucumbiendo a la gravedad como todos; se me
escapa y aun no te encuentro; el ocaso es
inminente; la película está llegando al final; sonrío por el momento que se va y me trae añoranzas; la primura flota ondeante, reteniendo lo que no fue; dejando un sin fin de versos
regados, el camino que tienes que seguir para llegar a esta, tu morada.
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