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“una
de las sensaciones más desesperantes es la de sentarme frente a la pantalla en
blanco y que la inspiración se rehúse a aparecer”
La taza de té se va
enfriando entre mis manos, puedo sentir como la gente a mi alrededor acelera
el tiempo, mientras sentada en un café, mi pausa se alarga esperando tu
llegada; el tumulto, las voces , las personas que entran y salen, los amantes
disfrutando la proximidad que el frío dicta, las reuniones informales de
trabajo, y mi solitario ser inmóvil con la notebook abierta a un lado; la
impaciencia lastimando mi ego, al ver el procesador de textos en blanco; mis pensamientos volando tras de
alguna mariposa que solo tú puedes ver.
Mis auriculares vibran aislándome del
mundo, la página aun en blanco; sigo intentando no huir, no perder la paciencia, no
echar todo por la borda, y tú sigues sin llegar,
se te ha hecho tarde, me preocupa tan larga espera, mi té esta frío; voy
perdiendo las esperanzas de que tu presencia sea un hecho; creo haber tachado
de mi lista, cada una de las cosas con las que te suelo llamar; la música sigue
gritando rítmica tu nombre, una carpeta abierta de las tantas contiene imágenes
de alguno de mis viajes; otra poesías; los aromas tampoco incitaron tu
llegada; te niegas a hacerte presente; sé que sueles ser muy
obstinado; que no soy yo la que estipulo los horarios; pero aun así necesito la premura de tu arribo.
La angustia empieza a reinar; tengo
miedo de haberte perdido, de que la monotonía ociosa del día a día te haya
lastimado de un modo irreparable, que te esté perdiendo, que mis manos se
olviden de nuestro baile, de lo profundo de nuestra conexión, y una a una las
razones comiencen a hacer mella en ti, en mí , en el nosotros que lleva décadas
compartidas, en las palabras que supimos escribir al unísono, en la poesía que
es nuestra carta de presentación, en las historias y los amores que construimos
en estos años; no concibo mi vida sin ti, sin que me hostigues y me expongas,
sin esa platica azarosa detonando sin razones.
Me aterra pensar que sigues sin llegar,
que no se más como llorar , como amar, como reír, como ser ,
sin ti; que los días terminan extenuando
mi cuerpo pero no mi alma, que aun con ojos cansados pretendo encontrarte cada
vez que me siento frente a una hoja en
blanco.
Sé que hemos depurado muchos
dolores, que ya no es necesario llorar como antes, que el reciclaje es una
verdad que esperábamos, y ha llegado; pero igual te extraño, extraño cada encuentro,
la necesidad que el alcohol no aminora, el vacío en la boca del estómago, la
opresión en el pecho y mi terror de perderte; de que la página se acabe y
tenga que dejarte confinado a un Blog que poca gente lee, a ponerte entre la
infinidad de caracteres tipeados en las redes sociales, me aterra que
nos convirtamos en unos y ceros, en dejar de ser analógicos y ceder a la
virtualidad.
Una mano se apoya sobre mi hombro, otra
taza de té humeante saluda
donde antes deje la que estaba fría; su voz susurrada aumenta el volumen al
sacarme los auriculares, su presencia aminora mi angustia, hablamos de ti, de
la sentencia que es que la pagina siga en vacía, y apenas me deja para seguir
con el resto de su día , apareces; esculpiendo una sonrisa en mi rostro; las
manos se pierden entre las teclas y las palabras; haz vuelto; mi corazón galopa
feliz en tu caza, la respiración se vuelve suspiro, el mundo ha desaparecido y
las musas que me negabas han vuelto para dejarme
ser una vez más en palabras.
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