“ Lo
que me gusta de tu cuerpo es el sexo. Lo que me gusta de tu sexo es la boca. Lo
que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu lengua es la
palabra” Julio Cortázar
Suena
uno niño extraterreste en mis auriculares, en un lenguaje que no puedo descifrar, aun así
su tono me lleva a la abstracción, a perseguir las letras con las que le diré
una vez más al mundo cuanto te amo.
Tu susurro con cadencia de poeta; tu lucidez iluminando en la niebla, todas mis defensas burladas por las letras en las que me leíste; una cita de Cortázar invocada en el justo momento, en que restablecería mis defensas; tu mirada pausada en el laberinto en que venciste al Minotauro, donde encontré la redención atreves de tu espada; sin héroes; sin príncipes; sin caballeros; solo nosotros; en franca beligerancia, en una guerra que muy a pesar de todos ambos bandos siempre ganan; una en que nos decidimos a amar, a amarnos empezando por nosotros mismos.
En medio de tanta inmediatez, de tanta virtualidad, optamos por lo analógicamente hermoso que deviene de las letras escritas en un papel; de unas miradas compartidas, de una plática sin tecnología de por medio; de tu voz jugueteando con mi libido en la frontera del lóbulo izquierdo de mi oreja, invocando efectistamente poesías de algún libro de mi biblioteca; mientras el siglo XIX se escapa de tus labios, y los suspiros se acunan en mi corazón.
Los acordes remiten a tus caricias, irónicamente parecen más maduros de lo que esperaba; eso distrae por un minuto mis pensamientos, sé que tratas que deje mi mente en blanco, trabajo casi imposible,pero tu puntuación y tu dicción cosquillean acariciando el infinito recorrido de las vértebras de mi espalda.
Juegas con mi cínico cerebro, te ríes al desbaratar mis argumentos, me desarmas y me armas a tu gusto, solo sé que entre tus manos puedo dejarme ir, puedo ser, y dejar de ser, puedo dormir y vencer al insomnio, puedo soñar relajada y cálida en un nido conocido.
Vivir en batalla nunca fue fácil, los traumas por tanto dolor autoinfringido, me dejaron casi vacía y sin embargo en plena reconstrucción llegaste sonando a R&B, a bocanada de aire nuevo, a poesías viejas y a verdades universales, y te quedaste a compartir lo más básico y hermoso que te pude regalar, unas sábanas limpias y el gato a los pies de la cama.
Tu susurro con cadencia de poeta; tu lucidez iluminando en la niebla, todas mis defensas burladas por las letras en las que me leíste; una cita de Cortázar invocada en el justo momento, en que restablecería mis defensas; tu mirada pausada en el laberinto en que venciste al Minotauro, donde encontré la redención atreves de tu espada; sin héroes; sin príncipes; sin caballeros; solo nosotros; en franca beligerancia, en una guerra que muy a pesar de todos ambos bandos siempre ganan; una en que nos decidimos a amar, a amarnos empezando por nosotros mismos.
En medio de tanta inmediatez, de tanta virtualidad, optamos por lo analógicamente hermoso que deviene de las letras escritas en un papel; de unas miradas compartidas, de una plática sin tecnología de por medio; de tu voz jugueteando con mi libido en la frontera del lóbulo izquierdo de mi oreja, invocando efectistamente poesías de algún libro de mi biblioteca; mientras el siglo XIX se escapa de tus labios, y los suspiros se acunan en mi corazón.
Los acordes remiten a tus caricias, irónicamente parecen más maduros de lo que esperaba; eso distrae por un minuto mis pensamientos, sé que tratas que deje mi mente en blanco, trabajo casi imposible,pero tu puntuación y tu dicción cosquillean acariciando el infinito recorrido de las vértebras de mi espalda.
Juegas con mi cínico cerebro, te ríes al desbaratar mis argumentos, me desarmas y me armas a tu gusto, solo sé que entre tus manos puedo dejarme ir, puedo ser, y dejar de ser, puedo dormir y vencer al insomnio, puedo soñar relajada y cálida en un nido conocido.
Vivir en batalla nunca fue fácil, los traumas por tanto dolor autoinfringido, me dejaron casi vacía y sin embargo en plena reconstrucción llegaste sonando a R&B, a bocanada de aire nuevo, a poesías viejas y a verdades universales, y te quedaste a compartir lo más básico y hermoso que te pude regalar, unas sábanas limpias y el gato a los pies de la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario