jueves, 28 de marzo de 2019

nuestra crónica


Mis pensamientos se escapan detrás de la ondeante cadencia que las cortinas prestaron del viento; el tacto pausado requiriendo tu presencia, la verdad que los labios callan, un candor pueril expirando en presente, lánguido y sustentable habitando la estancia, acompañando una estela gentil de luz que perfectamente pinta el sitio en que bajo esa Celestina deidad despojamos cada superficie sensitiva de puritanas creencia en pro del gozo, de la carnalidad, de esa pecadora y sublime delicia que es compartir una sabanas limpias y la mente estéril de prejuicios. 
Un dejo lejano te acerca, es el vestigio aromada a café recién hecho que se escabulle desde la cocina, mi sopor pelea contra la mañana que me aleja de la noche anterior; tus pasos sonoros retumban en mi embotamiento, el pasillo amplifica tu cercanía, mis ojos siguen revoloteando, tratando de cazar esas palabras que inspiras y quieren ser poema, verso, verdad, secreto a voces. 
El colchón oscila bajo tu cuerpo, tu voz ronronea en mis oídos robándome una sonrisa, la noche no parece tan lejana ahora que te tengo a mi lado, miro la bandeja, una alegría infantil me invade al ver mi taza de Té, la tomo entre las manos, vuelvo a retener el tiempo , aspiro el escozor seductor de las especias que cosquillean en mi nariz y resumo mentalmente la sucesión de momentos que harán parte de esta crónica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario