El suspiro profundo colma el habitáculo del coche con mi
stress, nos movemos a paso de hombre, y cuando voy a explotar en franca vociferación
de improperios, posas tu mano en mi muslo y antes que toda la furia del tránsito recaiga sobra vos, cambias la música, sin decir una palabra; me haces un gesto de silencio y te acomodas en el asiento del acompañante sin
sacar la mano de donde la posaste; pasa por mi cabeza nuestra discusión anterior sobre quien manejaría, y si ya sé que te ofreciste y aunque detesto manejar, mi nivel
de TOC es más fuerte, no puedo verter manejar mi auto , es una idiotez; muevo
la cabeza, negando y me das una apretón, Silvio Rodríguez habla casi en canciones de
algo sobre amor y revoluciones; y vas logrando tu cometido, nos movemos un poco
más, y mi cuerpo empieza a relajarse; voy entendiendo tu silencioso punto de
vista, es otra de las lecciones que me das sin decir nada, muerdo mi labio
inferior y amago decir algo, me das una palmadita te veo de reojo , mientras pones un poco más alto el volumen de la música; se escucha “ Tu desnuda y con sombrilla”
y tu pulgar traza pequeños círculos acariciándome; esta vez mi suspiro es por
otra razón, por una razón más
placentera, por un recuerdo feliz y las palabras que lo trajeron del pasado; y
es tu voz, disfoníca la que
rompe el silencio, la atmósfera ya no es la misma, mi cuerpo perdió toda tensión , sucumbo a una enorme sonrisa cuando dices “Pronto” y esa promesa sintética , prometedora desvanece todo dejo de ira a razón del tránsito aunque no nos
movemos más rápido y el eco de promesa lasciva facilita el resto del recorrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario