viernes, 22 de diciembre de 2017

Pronto

El suspiro profundo colma el habitáculo del coche con mi stress, nos movemos a paso de hombre, y cuando voy a explotar en franca vociferación de improperios, posas tu mano en mi muslo y antes que toda la furia del tránsito recaiga sobra vos, cambias la música, sin decir una palabra; me haces un gesto de silencio y te acomodas en el asiento del acompañante sin sacar la mano de donde la posaste; pasa por mi cabeza nuestra discusión anterior sobre quien manejaría, y si ya sé que te ofreciste y aunque detesto manejar, mi nivel de TOC es más fuerte, no puedo verter manejar mi auto , es una idiotez; muevo la cabeza, negando  y  me das una apretón, Silvio Rodríguez habla casi en canciones de algo sobre amor y revoluciones; y vas logrando tu cometido, nos movemos un poco más, y mi cuerpo empieza a relajarse; voy entendiendo tu silencioso punto de vista, es otra de las lecciones que me das sin decir nada, muerdo mi labio inferior y amago decir algo, me das una palmadita te veo de reojo , mientras  pones un poco más alto el volumen de la música; se escucha “ Tu desnuda y con sombrilla” y tu pulgar traza pequeños círculos acariciándome; esta vez mi suspiro es por otra razón, por  una razón más placentera, por un recuerdo feliz y las palabras que lo trajeron del pasado; y es tu voz, disfoníca  la que rompe el silencio, la atmósfera ya no es la misma, mi cuerpo perdió toda tensión , sucumbo a una enorme sonrisa cuando dices “Pronto” y esa promesa sintética , prometedora desvanece todo dejo de ira a razón del tránsito aunque no nos movemos más rápido y  el eco de promesa lasciva facilita el resto del recorrido.  

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