El sol cocía a fuego lento aquel móvil que viajaba a su velocidad habitual hacia la campiña, la hora fomentaba aquella olla con ruedas, y dentro la mezcla de personas fomentaban el picante que condimentaba todo eso.
Nadie hablaba bien del otro y entre tanta miseria y degeneración del la estirpe humana,me hundí en lo profundo de la música que Andres, Adriana y Joaquin me proponían, entre sus acordes y sus inusuales voces me escape pasaporte en mano a otros paramos , remotos, cercanos, da igual la idea es no estar con ellos. Cerré los ojos y sentí la fresca brisa del mar en otoño, el cielo estaba nuboso, y el mar rompía con rabia contra la rocas del acantilado, sabia que esas rocas fueron cursadas por otros y el olivo que crecía a mi espalda me recordó que el adriático estaba enfrente, fue entonces que me deje llevar por una águila hasta las costas del Hudson y sentada en un banco no supe si estaba en EEUU o en Suiza, y al no querer entrar en discucion volé con una mariposa a las costas pacificas de Mexico donde te encontre, absorto en tu pensamiento, pensé regalarte un beso por ellos pero no pude, quise saber si me entendías, pero no me viste(viste solo una mariposa), revolotee a tu alrededor te recordé cosas y en ese momento, volvi a cerrar los ojos y el ómnibus había parado y otra aburrida clase me esperaba en el edificio de enfrente, pero la idea de mi acantilado, el frio de la costa noreste y tu mirada me regocijaron y pude respirar sin que me ardan los pulmones y por unas horas mas"
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