miércoles, 10 de octubre de 2018

Venecia contigo


Tarareo una de esa canciones que ni idea tengo por qué las conozco, mi mirada está perdida en los arcos interminable y decorados góticos del Palacio, mis pensamientos se pierden tras una tal Porcia, y una emblemática frase “una libra de carne, pero ni una gota de sangre”; el aleto de las palomas que van escapando a mi paso rumbo al despejado cielo azul adornado por unas cuantas nubes, me vuelven en mí. La cámara sigue colgada de mi cuello, de vez en cuando aun sabiendo que lo necesito, prefiero disfrutar el momento, contemplar la gente caminar, espiar un par de enamorados comiendo helado, sentir la brisa acariciarme la mejilla y jugar con mi cabello; pero cuando la emoción aflora ya se siente el sonido indiscutible de mi obturador retratar recuerdos, recrear la imaginaria idea hoy real de aquel hermoso paisaje. Me pierdo entre callejuelas y máscaras de carnaval adornadas, hasta que casi escondido en un rincón, donde solo los locales suelen llegar, perdida de los turistas que me agobian con tanta tecnología entre ellos y el paisaje, lo encuentro pequeño, tradicional y único, con sus paredes de piedra y su pequeñas mesitas de hierro negro en la vereda; me emociona practicar el poco Italiano que estuve estudiando, llevo mucho queriendo probar el Carpaccio de este lugar, cuentan las leyendas gastronómicas que aquí fue creado, me sobrecoge su simpleza y el intenso sabor que excede mis expectativas; luego de unos cuantos Selfies con el dueño que amablemente se sentó a contarme sobre el plato; vuelvo a mis andanzas, a la sucesión de pasos que me llevan donde habíamos quedado en encontrarnos y ahí en medio de uno de los puentes observando como el degrade cromático de la tarde va dando paso a la noche estas; sumido en algún pensamiento que compartiremos más tarde, arrullado por el sonido del agua y el canto de algún turista que luego de sobornar algún gondolero desafina “O sole mio”; sonrio muevo la cabeza, levanto la cámara para hacerte una foto y en el momento que el obturador vuelva a sonar, das vuelta con una sonrisa de oreja a oreja y sé que te alegra que nos volvamos a ver.

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