sábado, 22 de diciembre de 2018

esta mañana


El blanco del techo me tienta, mientras tumbada boca arriba, con tu brazo marcando mi cintura y tu bufido sonorizando la siesta, me debato entre las ganas locas de escribir después de meses sin hacerlo, o molestarte, no no lo logro, es el cielo raso de la habitación que me recuerda una hoja en blanco y las hagas de inmortalizarnos en palabras. Suavemente te corro el brazo , dices algo entre sueños que no logro descifrar, mi intentos de no hacer ruido se frustran cuando sin querer piso la cola de nuestro gato que duerme placido como vos en la alfombra a los pies de la cama, por suerte sigues inalterable, sonoro y hermoso como cuando duermes placentero  después del sexo. Quiero tenerte cerca, traigo la notebook , me siento a tu lado en la cama , y tu imagen es la musa que necesitaba hace días. Recuerdo lo desolada que se sentía la misma habitación esta mañana, cuando  un poco embotada por el alcohol de la noche anterior tantee a mi lado y no te encontré, perseguí mi dejo de cuerpo hasta el baño, abrí la ducha, me  saque la ropa, y los latidos en mi cabeza empezaron a ceder, me lave la cabeza, mientras mis dedos masajeaban el cuero cabelludo, me volvió el sentimiento de desazón por no haberte encontrado al despertar, apresure  lo que hacia para irte a buscar, tome el salto de cama y sin pudor ni recelos baje las escaleras; tirado en el sillón de la sala, con medio cuerpo colgando  dormías un tanto incomodo, verte solo me devolvió la sonrisa, tu cabello castaño alborotado, tu piel sudada con ganas de mi tacto, el gato acompañándote sobre el respaldo. Me puse de cuchillas y te di un beso en la mejilla, entreabriste los ojos, con una mueca bajaste la mirada a mis pechos , tu mano se aventuro entre la bata y mi piel por caminos que conoce de memoria, un escalofrio me corrió el cuerpo cuando tu ojos se clavaron en mi boca y tu vos ronca  vocifero, <Esta es la mejor forma de levantarse por las mañana> . Expulse a tu mano errante al cerrarme la bata, te sentaste en el sillón , estirándome hacia vos , tu sonrisa de niño me derritió el corazón y para cuando pude darme cuenta, me cargabas a la habitación sin mas problemas. Te acomodas a mi lado , te desperezas, rozas  el contorno de mi cuerpo entre las sabanas y en segundo , he dejado de tipear, la notebook esta gentilmente en el suelo y nosotros volvemos naufragar en la pecaminosa sentencia que tus dedos supieron dictar esta mañana

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