Paseé por las nubes un momento, el sol las pintaba de infinitos azules, de violáceos y rojizos; los cúmulos esponjosos sedosos y suaves se imponían en el horizonte, el viento los cambiaba, dejando al azar la forma final.
La tarde arrancaba los primaverales frescores que el
alba me había guardado , el susurro se haciéndose dueño de aquel silencio profanado
tantas veces por el vaivén de la ciudad; pero este; este susurro;tu susurro; cálido,
paladeaba cada palabra, recordaba su significado majestuoso y deleitaba la
atmósfera mientras viajaba hasta mi.
Fue insanamente simple, extremadamente
embriagador, solo mejorado , por los brazos que rodeándome por detrás
recorrieron mi cintura para que en ellos presintiera mi morada.
El rumor llegó a mi
corazón y lo acelero, lo revivió ,lo amansó, acompasando su ritmo al latir de tu pecho; se hizo instante infinito, canción
inolvidable, imagen de un cielo plomizo hermosamente habitable;vino de
tus labios, de mi hogar, de las alas favoritas que me supiste regalar; el
suspiro era la síntesis impensada , dos palabras entrelazados,
tu y yo en este infrecuente momento, y el “te amo” iluminando el fin de la jornada.
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