Como todos sabemos hay personas que se creen ecuánimes y justas, que piensan que son las únicas que tienen la razón y que sus razones son la panacea de la veracidad la justicia en cambio su entendimiento del entorno simplemente esta ligado directa y proporcionalmente al nivel fluctuante y cíclico de sus hormonas.
Este es el personaje mas inapropiado para un relato pero el mismo excede la realidad y se infiltra en mis letras por la sencilla razón que emana del egoísta sentimiento de salud mental, la catarsis.
En el día a día acumula como esos recolectores de basura , en su cabeza cualquier tipo de información se baja de vez en cuando o mejor dicho cada rato parando el transito de la información como los carriteros a escarbar en cada bolsa o acumulo de trastos que encuentra en su camino, supuesta mente al igual que los recicla dores del basural de Cateura, separa y agrupa los materiales en su mente para así sentarse sobre la fétida montaña de información inútil a sacar conclusiones inesperadas. Este pintoresco personaje protagonizo actualmente uno de sus típicos y pintorescos eventos, en la cotidianidad uno tiende a exhibir o florear las discusiones como para demostrar como los animales quien es el macho dominante, la verdad es que nunca entendí el por que de eso, pero nuestro personaje encuestion es especialista en armar de una banal e idiota discusión la 3 guerra mundial, y en plena declaración de guerra nos encontrábamos cuando quien suscribe no solamente empezó mentalmente a escribir este cuento o historia o simplemente las paginas de este diario que les prometi empezar, lo peor es que mi indiferencia no solo aumentaba la hoguerra avivada por la combustion del gas que emanaba del basural putrefacto de ideas recolectadas y supuesta mente acomodadas en su cabeza, para regurgitar de su quinto estomago lo mismo que vomita cada vez que la cólera la declare en guerra y te usa de enemigo, yo segui con mi usual silencio refugio amado y santuario idílico de todos los que estamos cansados de hablar y perder palabras en el cerumen biscozo y retorcido del que no quiere escuchar mas que sus propias palabras.
Como les comente estaba escribiendo mentalmente las citas o los pasajes de la épica contienda que les comentaría en mi versión narrativa del insidente velico que me olvide por completo de mi contenidente, que al parecer cansado de bosiferar sus verdades se refugio en su fuerte empalizado resguardado por la caballería y en una ultima maniobra de instigación bajo el volumen de la radio que estaba escuchando.
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