Dicen que los sueños muchas veces no tienen sentido, pero
hay personas que les dan transcendencia o creen que son premonitorios. Yo
simplemente me levante con una enorme sonrisa por que anoche, aun pensando que lo había diluido en los recuerdos, apareció..
Sé que los escenarios
oníricos carecen muchas veces de sentido, no creo que esta sea la
excepción, yo corría llegando tarde a lo que según creía era un clase, pero en
cambio los pasillos se convirtieron en sendero boscoso, siento el aroma a
tierra húmeda, a pino y abedul
mezclándose con la fresca brisa suereña que acaricia mi piel, la tarde parece escabullirse entre las copas de los árboles; para que justo cuando el camino
parecía nunca terminar, en un claro se extendiera un anfiteatro rustico , en el
cual los asientos eran troncos de árboles, y los rayos del sol parecían
reflectores que enmarcaban a la persona que sentada en el centro parecía
disertar. Lo primero que me llamo la atención fue su voz, escucharlo así tan
sereno, tan apacible, tan melodioso, suavizando el fervor devoto con el que proclamaba
sus creencia, levanto la mirada, y el infinito Aleph que un día conocí en el sótano
de la Calle Garay , tomo vida en el
color profundo de térreos y húmedos paisajes otoñales, conjugados en la simpleza
de tu mirada, el gesto de su cabeza indicándome un lugar libre, y sus palabras sosteniendo
esos preceptos que ambos promulgamos la
simple convicción que algunos antes que nosotros marcaron un rumbo,
sintetizados en la presunta trivialidad (para algunos , pero no para nosotros)
de cuanto Almendra influyo en la cultura Rock.
Como no sonreír, si aún lo veo ya despierta al cerrar los
ojos, tan imperfecto como la perfección de un sueño puede retratarlo, tan musa,
tan compañero, tan predicador de una creencia compartida, el astro de fútbol en
su canchita de barrio, el prodigo Motzar sentado al clavicordio, mi niño
perdido huyendo de Garfio,. Como no sonreír, si esta magia invisible que nos
une sin sentido, que me arrastra a sus costas por más que yo me oponga y que lo
trae a mi lecho aun sabiendo que la razón le prohibió la entrada, sigue jugando
en mi sueños, profetizando en mis sabanas, alimentado el punto universal en que
terminanda la noche, un beso ilumina mis letras infinitas, con aroma a madrugada.
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