Después de todo aun te extraño

Extraño tantas cosas, del pasado y la infancia, de los años que uno no tenia problemas reales y la felicidad se concretaba con simplezas, dulces , regalos bobos o una palabra; extraño también la epoca feliz en la que con la simple acción de apoyar mi cabeza en su regazo recostada en el sillón sentía que todos mis problemas quedaban suspendidos lejos mientras estuviéramos ahí los dos simplemente juntos, o tal vez esas noches en las que entendí por fin como siente la gente que descansa cuando duerme, recostada a su lado escuchando como su corazón galopaba sin hablar de nada disfrutando el silencio, la simple redención de un abrazo.
Conocen acaso la sensación de asfixiarse respirando, sentir los pulmones como si estuvieran llenos de plomo fundido, no encontrar descanso y querer huir , gritar y no poder, no hacer mas que guardar las apariencias, poner cara de felicidad cuando uno es realmente infeliz por dentro, tratar de alegrar la vida de los demás pretendiendo que de ese modo salpique algo de eso en uno, sin ningún resultado, llorar a escondidas y buscar sin lograrlo la soledad y el silencio, esperar dormir para que respirar no sea tan difícil y dejar que esta maquina perfectamente engranada llamada cuerpo tome las riendas por un rato, en el que la cabeza reacia a descansar llena tus sueños de todo eso que queres huir.
Ya ni el abrazo de mi mejor amigo sana mis dolores, ni aquellas catárticas conversaciones con mi maestro, aun menos  buscar el alivio en el fondo de un vaso de cerveza, nada creo que a veces ni escribir es suficiente.
Por eso cuando mis fuerzas decaen y en medio de mi lucha busco momentos a los que aferrarme y veo su cara en el pasado mirándome como un tesoro lo extraño, su olor, la textura de sus manos sosteniendo las mías, la forma de sus labios pronunciando mi nombre, los secretos compartidos, los silencios y aun después de las mentiras, extraño esa epoca en la que sentía que estando un rato solos la vida por un segundo me sonreia.