Dos tazas sobre la mesa
tu café, mi te, y la tarta de frutilla.
Las palabras que sobran
las sonrisas que no se extingue
la verdadera certitud que nada
se finge.
Tu voz serena y pacifica
ímpetu del alma de quien pelea
sin que el mundo entienda
la realidad de su agonía.
La atmósfera a instante infinito
la verdad echa poesía
el piano que no se calla a la distancia
y el sentimiento inconmensurable
de saberme acompañada
solo si respiras.
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