Te he dejado ir tantas veces
de tantas formas , en tantas vidas
que el destino empecinado en la desgracia
te arrima a mis costas como un pobre naufrago.
Me haz herido de muerte, haz curado mis rencores
te haz redimido
entre cenizas de males de otros hombres
aun que tus palabras escasean en mi mente.
Te deje entrar, te propuse un trato
te mostré los rincones recónditos
de una mente perturbada
y decidiste seguir aun después de las advertencias
Me quise ir , no me dejaste
quise ser tu amiga , me negaste
y aun después de todo me pregunto
a que debo el privilegio
de ser escrita en pasado
y tu borrado de las letras del futuro
El arte... es mi razón, mi brújula, el solitario y estoico Faro que ilumina mi camino, la canción que suena en la Radio desde los suaves acordes de Drexler y las lágrimas que corren por mi mejilla al tratar una vez más de agradecerle; a esta Quimera fantástica, a mi vivir, a mi amar, a mi decir, a mi libertad pura y pacifica ondeante en el viento, un simple tributo a aquello gracias a lo que vivo y de lo que nunca pensé vivir.
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