Sigo resistiendo, tal y como me enseñaste hace años
Entendiendo de apoco porque parece que al resto no le cuesta
respirar
Desahogándome en las palabras que me alivian en alma
Recordando esa fe invariable que siempre me tuviste
La loca certeza de lo que todavía no comprendo
La mirada de orgullo que nadie más me supo dar
Te extraño cuando los jueves pasan y ya no hablamos como
antes
Cuando el hastió es yugo continuo que me ata al infierno
Y tus predicciones retumban en mi cobardía
Entonces por fin, suelto un par de lágrimas de esas que solo
vos sabes hacer brotar
De las que salen de los más profundo como en la pesada
sombra de una fotografía
Y vuelvo a la lucha estoica de mis letras, esas a las que
hace años le mostraste el camino
Para volver a encontrar el consuelo que solo tú me dabas
El entendimiento tácito de esta procesión, del calvario diario,
del dolor sin analgésicos
De la vaga esperanza de la libertad.
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